domingo, 20 de julio de 2008

Keynesianismo

John Maynard Keynes (1883 - 1946)


Economista británico que alternó sus funciones como profesor de economía de la universidad de Cambridge con las de consejero y asesor del gobierno de su país.
Sus teorías nacieron en un momento en que Estados Unidos y Europa se encontraban bajo el impacto de la crisis económica de 1929, con sus millones de parados; crisis que sirvió para poner de manifiesto cómo muchas de las teorías económicas de los neoclásicos no se mantenían en pie y que el sistema económico capitalista era incapaz de recuperarse y superar la crisis si se le dejaba en manos exclusivamente de sus propios mecanismos internos.
El propósito central de las teorías keynesianas ha sido crear un modelo macroeconómico que explicara la determinación de la renta y del empleo en una economía monetaria moderna. Según Keynes, en el sistema económico capitalista puede darse una situación permanente de no utilización plena de los factores productivos. Para los neoclásicos, si existe desempleo, la competencia entre los trabajadores para obtener los puestos disponibles reducirá los salarios y, en consecuencia, aumentarán los beneficios de los empresarios hasta un punto en que para los patronos será conveniente contratar más fuerza de trabajo.
Keynes afirma que debe tenerse en cuenta a los sindicatos y que éstos, en una economía industrial desarrollada, no estarán dispuestos a aceptar un volumen de empleo mayor a cambio de un salario monetario menor.
Por otra parte, Keynes no está de acuerdo en que una reducción en los salarios aumente automáticamente la facilidad de obtener empleo. Además, toda reducción salarial, al tiempo que hace disminuir los costes, también contribuye a la disminución de la demanda global (como consecuencia de la menor capacidad adquisitiva de los asalariados, disminuyen las expectativas de compra de productos).
Keynes consideraba que el nivel de empleo y la renta global deben determinarse conjuntamente a partir del volumen de la demanda global existente. Para poder mantener el nivel de renta y empleo, es preciso que la diferencia existente entre el aumento de la renta y el consumo, es decir, el ahorro, se invierta. Para Keynes, la inversión actúa de multiplicador del empleo. Ahora bien, si el gasto de los individuos particulares es tal que el margen de inversión que permite no es suficiente para alcanzar el ingreso correspondiente al pleno empleo, el estado debe llenar este vacío.
Y es en este punto en que J.M. Keynes se diferencia de los postulados clásicos: los gastos públicos no se considerarán como una interferencia en la inversión privada, sino como su complemento. El estado queda, pues, difinitivamente incorporado a los sujetos económicos activos.
En síntesis, Keynes mostró que el sistema capitalista no está constituido por un conjunto de mecanismos que tienden automáticamente al equilibrio óptimo (estabilida más pleno empleo), sino que este equilibrio únicamente puede asegurarse mediante una actuación deliberada del estado, contrariamente a las teorías de los clásicos. La política económica cobra, entonces, un papel fundamental: es el instrumento del estado para lograr los objetivos deseados.

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